Extraído del libro "LAS MEJORES, nuestro grupo de WhatsApp".
Libro compuesto por ocho cuentos juveniles, que relatan historias de un grupo de cuatro amigas pre adolescentes, que nos
llevan a reflexionar al mismo tiempo que naturalizar, muchas situaciones que se
presentan a esa edad y tantas veces quedan escondidas en la intimidad de un
chat de grupo de WhatsApp.
Episodios
inmersos de realidad, a veces tristes y a veces divertidos, pero con una mirada
diferente, la mirada de ellas, inundada de inocencia, lealtad y amor.
Faltaban
pocos días para que Cata cumpla años. Ella estaba sin ganas de festejar su
cumple, o en realidad quería festejarlo, solo que en un salón, pero la mamá no
podía gastar tanto y el papá como siempre no se ocupaba.
Estaba un
poco caída, pero ella ni ahí que te lo va a demostrar, cuando le pasan cosas
tristes no nos dice nada y se lo guarda. Pero como ya la conocemos bien, aunque
no nos lo diga, nosotras nos damos cuenta enseguida.
Así que
decidimos hacerle un cumple sorpresa. Lo más difícil de los cumples sorpresa no
es ni buscar ideas ni organizarlos, para eso estamos re cancheras, lo
complicado es que la cumpleañera no se dé cuenta.
La primera
que nos mandamos fue que Juana armó un grupo en WhatsApp para organizar todo y
la muy boluda la incluyó a Cata en el grupo. No podíamos creerlo, ¡no podía ser
lo que había hecho!
—Esa inteligencia no te la robo Juani — le
dijo Marti, y ella no paraba de reírse. Ante este panorama, empezamos a pensar
que podíamos hacer para salir de semejante quilombo y empezar con los
preparativos.
Marti armó
un nuevo grupo que se llamó “cumple Cata sin Cata”, para discutir que hacíamos
con el grupo “cumple Cata”. La idea era resolver el tema lo antes posible. Cata
ya lo había visto pero no dijo nada.
Ninguna de
nosotras, por suerte, había llegado a hablar por “Cumple Cata”, nos dimos
cuenta al toque de la cagada. Yo propuse hacer como si nada, como que armamos
un grupo para hacerle el cumple y después nos colgamos.
Marti pensó
en decirle que hicimos el grupo para convencerla de festejar y organizar entre
las cuatro su cumple, pero no era muy creíble, porque ya teníamos un grupo las
cuatro, no necesitábamos hacer otro.
Juani, la
que se mandó la cagada, dijo que le digamos que habíamos armado el grupo
“Cumple Cata” para organizarle algo, pero como la agregó sin querer y se enteró
de la sorpresa, ya no íbamos a hacerle nada, (pero lo hacíamos igual).
Después de
mucho pensar nos dimos cuenta de que ni ahí iba a creernos nada de lo que
podíamos inventar para zafar, como que ya no podíamos arreglarla, entonces no
dijimos más nada y nos hicimos las boludas.
Seguimos
hablando en “Cumple Cata sin Cata” para empezar a organizar todo. Estábamos
super entusiasmadas. Hicimos varias listas. Lista de comidas, lista de regalos,
lista de actividades y lista de decoración.
En cada
lista dividimos la hoja en dos y anotamos que íbamos a hacer y que materiales
necesitábamos, y después, de que nos íbamos a ocupar cada una y cuando y en qué
casa lo íbamos a armar, ¡ah!, y si necesitábamos ayuda.
Mientras tanto
Cata no decía ni una palabra de su cumple, nosotras hablábamos a escondidas y
teníamos mucho cuidado de no equivocarnos de grupo de WhatsApp y cuando ella
venía como que tratábamos de disimular.
La mamá de
Cata nos contó que le había revisado el celu, así que decidimos no escribirle
más, porque también nos lo podía revisar a nosotras. Empezamos a llamarla para
arreglar todo y eliminábamos las llamadas enseguida.
Buscamos
fotos en las que estuviéramos las cuatro y tres cada una en las que
estuviésemos solas con ella. Desde el jardín hasta ahora. Juani se ocupó de
imprimirlas y cada una buscó en su casa luces de navidad y broches para
colgarlas.
Marti armó
una caja para ponerle nuestras cartas y para que después guarde las fotos.
Quedó buenísima, imprimió fotos nuestras en negro, en la compu, las pegó en una
caja de zapatos y le pasó un barniz que tenía su mamá.
Nos juntamos
en mi casa para hacer y decorar la torta, nos ayudó mi mamá para que saliera
bien. La cubrimos con merengue italiano y arriba le pusimos una foto de las
cuatro y la llenamos de pedacitos de chocolates.
Compramos
muchas golosinas e inflamos un montón de globos. El día anterior que Cata tenía
acrobacia en tela, fuimos a su casa y decoramos todo el quincho. Lo más difícil
le tocaba a su mamá, que no podía dejarla entrar.
La mamá de
Cata amasó pizzas y compró snacks, cuando Cata le preguntó le dijo que era
porque seguro la familia y nosotras íbamos a saludarla. Parece que se lo creyó,
pero a la noche le escribimos nosotras:
— Cata — le
escribió Marti en el grupo.
— Hola
chicas — contestó Cata enseguida.
— No sabés
lo que pasó, íbamos a ir a tu casa para saludarte y darte una sorpresa a la
tarde, pero no vamos a poder — le contó Marti haciéndose la preocupada.
—A Marti y a
mí nos pusieron horas de entrenamiento a la tarde, podemos pasar un ratito a la
noche — le dije yo haciéndome la que estaba triste.
— Y a mí
no me dejan porque vinieron mis abuelos de viaje — le dijo Juani, por supuesto
mintiéndole.
Se hizo un
silencio y Cata nos dijo:
— No se
preocupen chicas, después organizamos algo.
Listo, ya
estaba el plan en marcha, habíamos reconocido que pensábamos ir, de todas
maneras, ella había visto el grupo.
Al día
siguiente era viernes, y nos juntamos en la esquina de la casa de Cata a las
cuatro y media de la tarde. Prendimos las velitas y un parlante re fuerte con
la canción del cumpleaños y empezamos a caminar hacia su puerta.
Cata se
asomó por la ventana y ¡no podía creerlo!, se puso a llorar y no la podíamos
calmar, y ahí nos pusimos a llorar nosotras tres también. Sopló las velitas, su
mamá agarró la torta y las cuatro nos abrazamos y ¡seguimos llorando!
Le vendamos
los ojos y la llevamos al quincho, y otra vez a llorar. Jaja. Y bueno, como que
somos sensibles, nosotras somos así, tipo que nos emocionamos por las cosas, y
las cartas, las fotos y la decoración la emocionaron.
Nos quedamos
toda la tarde juntas y también a dormir. La pasamos super bien, nos divertimos,
comimos y nos reímos un montón. Somos unas capas organizando cumples sorpresa,
salvo por lo del grupo de WhatsApp. Jaja.
Sacamos un
montón de fotos para Snapchat e hicimos por Instagram trasmisiones en vivo, a
las que se sumaron nuestros amigos del cole que ya les habíamos avisado y
estaban esperando para saludarla. ¡Fue alta joda! Cata estaba super feliz.